miércoles, 13 de marzo de 2013

Habemus pocas Papas.

Sí, amigos: Habemus Papam. Y dada la grandeza de este evento tan interesante y que tanto va a influir en nuestras vidas porque va a ser un factor determinante para el avance de la tecnología y el progreso social y... Vale, mejor dejo el sarcasmo. El caso es que en honor a este famoso evento, hoy os vengo a hablar de Papas, también conocidas como patatas o snacks, o mas bien de la ausencia de ellas.

Decidme una cosa: ¿Cuándo fue la última vez que comprásteis una bolsa de patatas/snacks y en el interior había más patatas que aire?
Yo tampoco lo recuerdo.
Y muchos dirán (y dicen): "No, es que el aire de la bolsa es para proteger las patatas y evitar que se rompan." Y yo digo: "Mis cojones." Porque al igual que les pasa a los distribuidores de snacks con su producto, yo tampoco quiero que mis dos amiguitos ovalados se rompan, pero no me veréis con una bolsa de aire en la entrepierna.

No es que esté sugiriendo que utilicen ropa interior para envasar los snacks, pero hay otras alternativas a llenar la bolsa de aire. Así, a bote pronto me viene una alternativa a la cabeza: Llenar la maldita bolsa con patatas, que para eso la he comprado.

Pero tranquilos, aún hay esperanza. Hace no demasiado, dando un paseo por un supermercado del cual Carre-no diré el nombre-four por no hacer publicidad encontré algo que creía extinto: Una bolsa de patatas fritas llena de... PATATAS. Lo sé, yo tampoco creí lo que estaban palpando mis dedos, así que comprobé de nuevo, y tanto esa bolsa como el resto de bolsas (que por cierto eran de la marca del supermercado en cuestión) estaban llenas de patatas y no de aire.
Así que, ilusionado, compré una bolsa y la llevé hasta casa como si del santo grial se tratara.

Una vez en casa con mi preciado tesoro, me dispuse a abrirlo para comprobar si en su interior se hallaba aquello que creí palpar a través del plástico, y en efecto: La bolsa estaba llena de patatas.
Emocionado, aguantándome las ganas de llorar de la emoción cogí una de las benditas patatas sabor barbacoa y me la eché a la boca, disfrutando el momento como si aquella fuera la primera comida de un náufrago tras una década de comer solo cocos. Sabía a mierda, seamos sinceros, pero la jodida bolsa estaba llena, aunque para el caso no sé que hubiese sido mejor.

Así que ya sabéis, amigos: Si alguna vez os encargáis del envasado de papas o snacks, llenad las condenadas bolsas. Aunque sea de excrementos de mono, la intención es lo que cuenta.

2 comentarios:

  1. Síiii!! Para cuando dejar de jugar con nuestra gula, nuestras ansias y nuestro monedero?? Ese ver desaparecer nuestro brazo hasta el codo cada vez que queremos ir a por una??? Para cuando coger ejemplo de las bolsas de pipas??? Que como te despistes saltan al suelo, al mínimo impulso, en abrir el paquete??

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  2. Jajaja, muy bueno Javi. Ahora ya sabemos que una sobredosis de oxigeno, cambia el sabor de las patatas.

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